Adaptación fiel del cuento de los hermanos Grimm con una puesta en escena dinámica y divertida encarnada por tres actores.
Canciones en vivo, manipulación de objetos y juego con los tamaños desarrollan de manera ágil la línea de trabajo identificada con la Compañía Tyl Tyl.
Una adaptación que no se libra de la moraleja de Pulgarcito, donde se refleja el sentimiento tan frecuente en la etapa infantil de 'ser poca cosa'.